Medellín en cinco palabras que definen su cultura

La segunda ciudad de Colombia se mueve a golpe de arte, gastronomía e innovación

Transformación sería una palabra que podría englobar el estado actual de la segunda metrópoli de Colombia. Medellín es una urbe que en pocos años ha pasado de estar sumida en la más terrible ola de violencia y de cargar a cuestas el legado de su famosísimo –gracias a Netflix– Pablo Escobar, a ser una ciudad que rebosa cultura, arte, colores y sonrisas. Los parques y las bibliotecas, la música o el transporte logran que esté en constante evolución.

Pero esta marchosa y animada urbe, esta intelectual y cultureta metrópoli no puede definirse en una sola palabra, por supuesto, por lo que en este post me he atrevido a reunir cinco palabras que le hacen honor a lo que ahora representa.  Aquí van…

Metro de Medellín ©Ana María Pareja

Innovación

Sara Morillo escribía en traveler.es (hace un tiempo) que «la capital de Antioquia goza de virtudes propias de las metrópolis en ebullición sin perder la clase de tiempos pasados» y no puede tener más razón.

Medellín no quiere olvidar sus tradiciones, ni sus campesinos, ni sus montañas, pero sí quiere mirar al futuro, quiere colarse en las listas de ciudades más innovadoras, si no lo ha hecho ya.

Quiere dar a conocer al mundo su potencial a través de desarrollos como los del Parque Explora, del edificio de Ruta N o del metro cable, tres proyectos de visita –y post en Instagram– obligada.

La Comuna 13 es otro vivo ejemplo de la innovación antioqueña, allí fueron construidas las primeras escaleras eléctricas públicas y sin costo alguno del país, un proyecto visto como un sistema de movilidad urbano, según Medellín.travel, y sin duda sinónimo de innovación.

Ritmo

La comuna 13 es precisamente la meca del Hip Hop en Medellín. Este barrio fue el epicentro de la violencia y los enfrentamientos entre bandas en la década de los noventa, hoy es conocido por la música, que se escucha por todas sus calles y desde todas sus ventanas.

También por el arte, el colorido de sus paredes y la resiliencia de sus habitantes. También tenemos a J Balvin o a Maluma –aunque muchos consideren que el reggaeton no es un género digno– a Juanes o Octavio Mesa.

Parque Explora ©Ana María Pareja

La música hace parte de la idiosincracia de este pueblo que entiende de todos los ritmos: salsa, merengue, rock, vallenato, reggaeton, cumbia, tango, trovas… También lo es el baile; la definición perfecta de una ‘rumba’ o noche de fiesta es: bailar hasta que duelan los pies.

«Toma nota: (vuelve a decir Sara Morrillo en su delicado artículo a Medellín) no mires al suelo, mueve con parsimonia los pies y con delirio las caderas».

Sabrosura

¿Qué es una ciudad sin su gastronomía? Es a través de ella como puede conocerse una cultura, saborearse un pueblo. Y la bandeja paisa representa esas tradiciones que no se quieren olvidar a pesar del progreso, esos ancestros que se niegan a desaparecer.

Rebosante en sabor, y en calorías, este suculento plato no es para miedosos; con sus 11 ingredientes cae pesado a los estómagos más débiles y recuerda esas comidas familiares de los domingos.

Fríjoles (judías pintas), arroz, huevo frito y carne mechada (o en polvo) son la base, que se acompaña con chicharrón, chorizo, morcilla, plátano maduro, aguacate, arepa (pan de maíz) y ensalada.

¿Ya revisaste tus niveles de colesterol? Seguro que después de un platito de estos, en el Restaurante Hacienda por ejemplo, estarán por las nubes; eso sí, su sabrosura te acompañará por el resto de tu vida.

Flores

Colombia es uno de los países más biodiversos del mundo y uno de los principales exportadores de flores; Medellín tiene una relación muy estrecha con estas últimas. 

Montañas de Medellín ©Ana María Pareja

Conocida como la ciudad de la eterna primavera, enclavada entre montañas y que ostenta un Orquideorama, un sitio creado para el cultivo y la investigación de estas reliquias florales, además de ser uno de los emblemas arquitectónicos de la ciudad.

Tan amantes son en Medellín de las flores, que decidieron celebrar una fiesta en torno a ellas: la Feria de las Flores. El desfile de silleteros es su evento cumbre, declarado patrimonio inmaterial de Colombia y uno que ningún local o viajero querrá perderse.

Las silletas, arreglos florales que se llevan a la espalda, simbolizan la pujanza de los campesinos del corregimiento de Santa Elena y el amor con el que durante todo el año cultivan sus flores, para dar forma a verdaderas obras de arte.

Arte

Y es precisamente arte, la última palabra con la que me atrevo a describir esta preciosa y cautivadora ciudad; sus calles, sus parques, sus museos e incluso sus montañas están rebosantes de ella.

La hay de escultores famosos como Fernando Botero, cuyas esculturas de bronce, que le han dado la vuelta al mundo, están repartidas en un parque en el centro de la ciudad que lleva su nombre y que está custodiado a un lado por el Museo de Antioquia y al otro por el Palacio de la Cultura.

Graffiti Comuna 13 ©Ana María Pareja

El arte también llega de los ciudadanos de a pie, como los graffiteros de la Comuna 13, quienes encontraron en esta forma de pintura una escapatoria a la delincuencia. Las opciones artísticas de Medellín son variopintas: teatro, danza, moda, arquitectura, artesanías, silletas…  Ven y compruébalo tú mismo.

La ciudad de la eterna primavera, de la amabilidad y de las sonrisas, de la pujanza y del ingenio, de las montañas, las flores y las frutas, la más educada y la más innovadora, esa es Medellín. El corazón de Colombia recibe a sus visitantes deseosa de mostrarles su sabrosura, sus encantos y sus logros.

En Medellín conviven –sin pisotearse la una a la otra– dos realidades: la de las tradiciones campesinas arraigadas en sus ciudadanos, que se alimentan del color de las flores, del sabor del campo y del ritmo de las trovas y la de la metrópoli en ebullición que sabe de arquitectura, de tecnología, de tendencias y de Cultura, sí, con mayúscula.

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